Lo que más me ha llamado la atención han sido las condiciones en
las que trabajan estos reporteros, nadie les garantiza la seguridad y ellos
tienen que arriesgar sus vidas para poder informar. Al igual que le pasó a
Couso , e igual que se puede ver en los ojos de la guerra cuando a los
soldados americanos se les ocurre disparar a un hombre porque “creen que puede
estar poniendo una bomba” , puede pasarle a cualquier reportero.
Ellos tienen que buscarse la vida y para ello arriesgan la suya,
durante los ojos de la guerra (minuto 20) se puede ver como participan tanto
con el ejercito estadounidense como con el ejercito afgano. Cuando están con
este último, hablan con un hombre que les permite unirse a ellos durante un
convoy. Sin embargo, el reportero y el cámara no están del todo seguros de ir
con ellos pues pueden sufrir una emboscada. Les dicen que las posibilidades de
recibir una emboscada son del 5%, un porcentaje bajo por supuesto, pero un
porcentaje que puede hacerte perder la vida. Aún así deciden continuar y dejar
su vida en manos de aquel hombre.
Esta capacidad de sacrificio y de jugarse la vida en cada momento
para poder informar al mundo de lo que ahí está pasando, es admirable. ¿Qué
sería del mundo sin estos reporteros? ¿Llegaríamos a conocer la realidad de lo
que sucede en el mundo? Esa es su función en estos conflictos bélicos, mostrar
la realidad de la manera más objetiva posible. Mostrando lo que sucede tanto de un lado como del otro . Los
reporteros critican que hoy en día existe “mas presencia publicitaria, que
noticias” y que “la información es uniforme, se ha perdido la multiplicidad” .
A pesar de todo, hay que saber diferenciar la labor como reportero
y la humanidad. Como se puede ver en el caso del video turco, quizás no se puede
hacer nada para salvar a esa niña a la que están apuntando con una metralleta a
la cabeza, porque pueden matar también al reportero. Sin embargo, se puede
evitar fotografiar el momento en el que la matan, hay que tener mucha sangre fría
para poder fotografiarlo .
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